Gabriela Belem Agúndez García 

Nació en La Paz, Baja California Sur; 4 de agosto de 2000, mejor conocida como Gaby Agúndez, comprendió que el único camino para el éxito dentro del deporte es el sacrificio. Estaba entrando a la adolescencia cuando tuvo que separarse a 1,200 kilómetros de su familia para radicar en la capital de México y forjar su sueño de ser clavadista; eso no la espantó, sino que consolidó su carácter.

Tiene estudios de bachillerato y su entrenador en 2018 era Yunieski Hernández.

En los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014, Agúndez fue la participante más joven de la delegación mexicana en dicha competencia, ganando medalla de oro y de bronce.  En ese mismo año ganó bronce en el Festival Deportivo Panamericano de Clavados.  Para el Grand Prix FINA de Clavados de 2015, fue reconocida como clavadista destacada por la Federación Mexicana de Natación. Agúndez obtuvo con Karla Rivas medalla de oro en salto sincronizado en plataforma de 10 metros. Dentro de la Olimpiada Nacional Juvenil 2018, celebrada en su país, ganó medalla de oro en la plataforma de 10 metros.  Forma parte de la delegación mexicana en los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe, en donde calificó a la final de salto sincronizado en plataforma de 10 metros.

Clasificó a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en las disciplinas de plataforma 10 metros individual femenil y clavados sincronizados. Ganó medalla de bronce en clavados sincronizados en dicha justa junto a Alejandra Orozco.  En la final de plataforma 10 metros individual obtuvo el cuarto lugar con 358.80 puntos.

Gaby Agúndez: clavado comercial para salvar el sueño olímpico

La clavadista aspira a disputar sus segundos Juegos Olímpicos en París 2024, pero la crisis económica que golpea a los deportes acuáticos en México le exige un doble esfuerzo: entrenar y conectar con patrocinadores.

Pero ahora, a sus casi 23 años y con múltiples medallas en su currículum, incluyendo un bronce olímpico, vivió una situación que la puso a pensar seriamente en el retiro: la falta de estabilidad en los deportes acuáticos de México, derivada del caos que sufre la Federación Mexicana de Natación (FMN) y el abandono de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE).

“Estoy consciente de que el camino nunca ha sido fácil, siempre se nos presentan trabas, pero esta es una de las situaciones más fuertes que me ha tocado pasar porque uno está acostumbrado a salir de lo que depende de sí mismo y en esta ocasión nos afectan temas que no están en nuestras manos. Pasó por mi cabeza que podría terminar mi carrera deportiva, pero entonces dije no, todavía tengo más que dar”, narra la clavadista en entrevista con El Economista.

Está acostumbrada a las exigencias del alto rendimiento desde antes de que recibiera su credencial de elector, pero lo que ahora se ha convertido en su losa más pesada, al igual que para otros 69 atletas mexicanos de deportes acuáticos, fue el corte de recursos que la FMN recibió a partir de enero por parte de CONADE, a año y medio de llegar a París 2024.

Como medallista olímpica, Agúndez percibía 41,000 pesos de beca mensual por parte de CONADE hasta diciembre de 2022 y sus otros ingresos provenían de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), ya que forma parte del ejército en el rango de cabo, agregando un estimado de 13,400 pesos al mes (salario militar de acuerdo con portales del Gobierno de México).

Tras el recorte de CONADE, Gaby se quedó sólo con el sustento económico de la SEDENA, aunque encontró otra fuente de apoyo en la iniciativa privada a través de tres marcas con las que tiene vínculo en la actualidad: Nike (ropa deportiva), Dexfit (clubes y gimnasios) y Cryo-B (crioterapia), además de que está aprendiendo francés mediante la asociación civil Alianza Francesa.

En los últimos meses, los atletas acuáticos han buscado la forma de conseguir fondos desde la iniciativa privada o por vías propias. Uno de los casos más sonados fue el respaldo del magnate mexicano Carlos Slim a la selección de natación artística que participó en el Mundial de Egipto, pero también hay ejemplos individuales como el de Kevin Berlín, quien decidió vender café, y Diego Balleza, que abrió su perfil en la plataforma de OnlyFans para vender fotos de su cuerpo.

En el caso de Agúndez, junto a Alejandra Orozco, llegaron a pensar en subastar sus medallas olímpicas, pero antes de eso prefieren establecer un plan estratégico hacia las marcas en las que ofrecen varias actividades además de su rendimiento a cambio de apoyo económico o en especie, aunque eso les represente un doble esfuerzo.

“Hemos buscado alternativas. Ha sido difícil compaginar entrenamientos con estar pensando en qué se puede hacer para obtener los recursos no sólo de aquí a dos meses, sino hacia Juegos Olímpicos. Tenemos que alzar la voz y pedir ayuda a la gente e iniciativa privada, decirles que queremos que todo sea recíproco, que sepan que soy una atleta comprometida, dedicada, transparente y que en verdad trabajo por mis sueños, que su apoyo en verdad que va a tener recompensas”.

Atletas MX es la agencia de sports marketing que representa a Agúndez y otros atletas. En su plan de trabajo ofrecen a los patrocinadores seis ramas de beneficios por vincularse con los deportistas: exposición mediática, conferencias motivacionales, proyección de marca y uso de imagen, exclusividad, espacios en medios y apoyo en ventas digitales (e-commerce).

Gaby Agúndez cuenta con más de 65,000 seguidores entre Instagram, Twitter, Facebook y TikTok; algunas de sus publicaciones (en Instagram) superan las 30,000 interacciones. Gracias a ese ancho mediático, pero además por las entrevistas que concedió a medios de comunicación junto a Alejandra Orozco, consiguieron que AeroMéxico se sumara a su cartera de patrocinios y les garantizara los vuelos para el Mundial de Clavados de Japón en el mes de julio.

“El panorama empieza a verse un poquito mejor, después de lo de AeroMéxico hay esperanza, vamos a seguir poniendo de nuestra parte en lo que se tenga que hacer. Tengo un ojo en el entrenamiento y otro para ver cómo solucionar esto”.

La clavadista asegura que continuará en toda la disposición para seguir relacionándose con más marcas, ya que aún no cuenta con los recursos suficientes para costear todo su proceso a París 2024, pues de acuerdo con varias fuentes un atleta, mínimo, supera el millón de pesos anuales en su preparación dentro de un ciclo olímpico.

Agúndez ha observado en sus colegas de otros países que allá no se preocupan por este tipo de temas, sino que siempre están enfocados a su rendimiento deportivo: “Creo que eso es lo que hace falta en México, que el atleta tenga esa tranquilidad de no estarse moviendo para buscar apoyo”, dice quién es considerada una de las cartas fuertes del país para la justa de París.

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