PRIMERA PARTE
La artesanía engloba una multitud de oficios y prácticas. Entre el arte y la actividad industrial, se puede decir que cualquier objeto que forme parte de nuestra vida diaria, de nuestro hogar o lugar de trabajo, puede ser fabricado artesanalmente. De hecho, antes sólo era así, pero con la revolución industrial han llegado a dominar las formas de producción masiva y en cadena, hoy en día altamente automatizadas y profundamente cuestionadas por una sociedad preocupada por el desempleo, la creciente desigualdad y el deterioro del medioambiente. Es así como la responsabilidad social toma cada vez mayor peso en nuestro entorno (productor-consumidor).
Para abordar este tema en el entorno artesanal, antes que nada, debemos tener claro el concepto de Responsabilidad Social, este es un término que se refiere a las obligaciones y compromisos (de alcance legal, ético o de otro tipo), que tienen los individuos o como miembros de un grupo u organización en beneficio de la sociedad, surge de conjugar los ámbitos económicos, el medio ambiente y la relación de personas bajo un marco de gobernabilidad.
La Responsabilidad Social como virtud o valor marca profundamente a los seres humanos, y nos lleva de un nivel a otro nivel, al comprender que debemos ser individuos responsables para convertirnos en consumidores, productores y ciudadanos responsables, pudiendo entonces desarrollar empresas socialmente responsables y por qué no, a su vez sociedades responsables.
Dicho esto, ahora si pongámoslo en el contexto artesanal:
En la producción artesanal siempre es importante la proporción de trabajo manual y habilidad que se involucra en el proceso. Pero las diferencias van más allá de la práctica productiva, porque cada modelo de fabricación reproduce a su vez un modelo de gestión, de relaciones laborales y personales y de presencia en el entorno sociocultural. También encontramos diferentes maneras de impactar en el medioambiente según se trate de producción industrial a escala, o fabricación artesanal.
Si comparamos el carácter de la producción artesanal de bienes, con el tipo de producción industrial a escala, salta a la vista que los beneficios sociales de una y otra son diferentes.
Por un lado, la PYME artesana, por su propia condición, tamaño, y por el papel que juega dentro de nuestra economía está muy cerca de lo que entendemos por Responsabilidad Social Empresarial, sin embargo, ha sido en el mundo de la gran empresa, las corporaciones y multinacionales donde se ha escrito más sobre el tema de la Responsabilidad Social, precisamente por la grave problemática de impactos que se derivan de sus actividades, y la respuesta social por una economía más sostenible.
La perspectiva de Responsabilidad Social supone una nueva visión sobre no solo las grandes empresas también del papel de los talleres de artesanía, ante los desafíos y problemas que afectan a nuestro tiempo. Esta visión parte del principio de reconocer que cualquier empresa es integrante fundamental de la sociedad actual, no sólo como mero instrumento productivo y generador de empleo, sino como auténtico transformador de las sociedades en las que interviene, incidiendo en distinto grado en el ejercicio real de los derechos de las personas.
¿Pero realmente es aplicable la Responsabilidad Social a los y las artesanas?
Sin lugar a dudas, ya que la pequeña y mediana empresa entre ellas las dedicadas a la elaboración de las artesanías son en gran parte responsable en nuestro país del mayor porcentaje de empleos y, por tanto, de una buena parte del bienestar de la sociedad. Si nos referimos concretamente al trabajo de miles de artesanos/as, ellos han de sus pueblos, el lugar ideal principalmente para producir, comprar y vender sus productos.
Debido a que cada vez más las políticas públicas están enfocadas hacia la sostenibilidad social y ambiental; además a que surgen entre los ciudadanos tendencias culturales y de consumo que promueven la compra responsable y el comercio justo, se puede afirmar que actualmente vivimos un contexto favorable a la aplicación de criterios de Responsabilidad Social; porque junto a la tradición y la identidad se apuesta por la sustentabilidad en todos sus aspectos (Económica, Social y Ambiental).
Como artesanos y artesanas tenemos que llegar a comprender cuáles son los impactos que producen nuestras actividades. Y no sólo sobre las personas más evidentes o cercanas, sino también sobre aquéllas que pese a su lejanía geográfica o temporal (generaciones futuras) pueden ser afectadas en el disfrute de sus derechos.
Si analizamos los aspectos que recoge el concepto de Responsabilidad Social (medioambiente, derechos del consumidor, derechos laborales, derechos civiles, derechos del niño, derechos de las comunidades, derechos de los pueblos indígenas, derechos económicos, culturales, prevención de la corrupción, etc.), veremos que no es casualidad que un gran porcentaje, si no todos, están relacionados o fundamentados sobre principios de los derechos humanos recogidos en la normativa internacional de las Naciones Unidas. Además, la Responsabilidad Social está estrechamente relacionada con el concepto de “Desarrollo Sostenible”, que definimos como: Desarrollo económico, social y cultural que satisface las necesidades y expectativas humanas y respeta los derechos de la generación presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades, ni violar o limitar sus derechos.
Por lo tanto, el alcance de la Responsabilidad Social va mucho más allá de las actuaciones de una empresa para cuidar su reputación social.
Te preguntaras como artesano ¿Qué ventajas aporta la Responsabilidad Social a mi negocio?
Como lo mencionamos no solo se trata de que generes una mejor imagen antes tus clientes también a que puedes mejorar para tener con una correcta gestión, esto implica actuar con conocimiento y responsabilidad desde diferentes aspectos, de acuerdo con dos principios: la sostenibilidad y el aumento del valor. Ambos deben entenderse juntos como la clave para ser responsable frente a la sociedad y a la vez el motor que aporta competitividad al negocio.
Para la gestión de la Responsabilidad Social en tu negocio artesanal se requiere que se analice cómo es el proceso productivo en el taller, los procedimientos de venta, la relación con los trabajadores, con el entorno social y medioambiental, etc.
¿Cómo hago para que mi negocio de artesanía sea responsable?
La clave recae en analizar y comprender cómo afecta nuestro producto a otras personas y al entorno en todas las etapas del proceso: diseño, proveedores, materiales, producción, empaquetado, distribución y comercialización, etc.
Un ejemplo claro son las decisiones que el artesano toma sobre el tipo de materiales empleados en la producción artesanal, así como sobre los residuos que se generan en el proceso, o el tratamiento o reciclado de los mismos, o las decisiones sobre compras a proveedores y el origen de las materias primas empleadas. Otros aspectos donde puede tener importancia decidir bajo criterios de Responsabilidad Social es en el propio diseño del producto, su salubridad y seguridad, así como el análisis del ciclo de vida y tratamiento una vez termine el período de uso.
A continuación, se presentan algunos de los criterios que nos ayudaran a identificar cuáles son las buenas prácticas en cada etapa del proceso asociadas al proyecto artesanal con la final de realizar artesanías (productos) responsables:
- DISEÑO
Es la primera etapa, en la que decido las características esenciales del producto (o servicio). Criterios para realizar un diseño responsable:
La artesanía debe de desechar la idea preconcebida del “usar y tirar”. Los productos deben ser diseñados para que duren, es decir, que no se rompen ni estropean rápidamente con el uso, ni que pasan tan fácilmente de moda (son útiles, originales, exclusivos).
Los materiales utilizados para su elaboración deben ser en su mayoría naturales, y que no generen algún residuo peligroso. Algo también importante es tener en cuenta el reciclaje, ya sea que se incorporen estos materiales en la elaboración del producto final o bien porque el producto que vendas es fácilmente reciclable al final de su vida útil. Y por supuesto siempre hay que destacar ese valor agregado característico de las artesanías, que el producto se inspira en la tradición artesanal del lugar de origen, porque revive elementos tradicionales y transmite valores de la cultura local.
- COMPRAS
Es el momento de elegir los mejores proveedores y acordar con ellos las condiciones de pago y aprovisionamiento. El decidir por uno u otro proveedor tomando los criterios adecuados (materias primas, componentes y embalajes de bajo impacto, certificados (ecológicos y libres de explotación laboral), que sean de origen local, que acompañen información adecuada como: etiquetado, instrucciones, garantía.) genera responsabilidad social, porque estas apoyando a empresas también responsables socialmente, lo cual va en beneficio de la comunidad.
La forma de actuar de los proveedores seleccionados formara parte del proceso que culmina en el producto final (cadena de valor). Por eso se le debe dar la suficiente importancia.
- PRODUCCION
Es el proceso de transformación hasta el producto final, que se realiza normalmente en el taller. En esta etapa vamos a tener en cuenta aspectos muy variados:
Que el procedimiento sea eficiente desde el punto de vista medioambiental: menor consumo posible de energía y agua, máximo aprovechamiento de los materiales, mínima generación de residuos sólidos y de vertidos con medidas para reducir sus impactos (reutilización, reciclaje, separación de basuras y recogida a puntos limpios y vertederos controlados). Se aplicarán medidas especiales cuando la ubicación afecte a áreas protegidas o de riesgo como ríos y playas. Empleo de herramientas y máquinas adecuadas para el proceso, con su oportuno plan de mantenimiento, eficientes en consumo de energía o combustible, con las correspondientes medidas de seguridad y protección, lo cual no contradice el hecho que en algunos casos se sigan usando técnicas y máquinas tradicionales (tornos, prensas, molinos, tipográficas, etc.) porque el carácter del producto así lo aconseja.
El local y ambiente de trabajo reúne las debidas condiciones de salud y seguridad para los trabajadores y para el entorno (control de humos, ruidos, iluminación, temperatura, humedad, señalizaciones y dispositivos de emergencia). Respecto a lo anterior, no está de más recordar que existen normativas y leyes de obligado cumplimiento para los lugares de trabajo y sus instalaciones según el sector de actividad. El control externo en este sentido debe entenderse más como una ayuda para prevenir riesgos que como un impedimento.
- EMPAQUETADO-EMBALAJE
En un sentido amplio hablamos del envase o embalaje, según el caso, que da término al producto, pero también el envoltorio, la bolsa o la caja que se le entrega al cliente en el momento de la venta, y las etiquetas y otros materiales impresos que lo acompañan. En esta etapa los criterios a evaluar:
Si el empaquetado es seguro de manejar y se adapta al producto de forma que permite conservar sus características durante el manipulado y transporte, además de que los materiales de empaquetado no dañan el medio ambiente; una buena opción sería el uso de los que son biodegradables o reciclados.
También es importante que la información del etiquetado (precio, fotografía o dibujo, especificaciones del producto, recomendaciones de uso, información sobre el productor) es clara, ajustada a la realidad y no da lugar a engaño. Tratar que todo el material que acompañe al producto para su entrega al cliente sea coherente con los valores de responsabilidad del taller y del establecimiento de venta.
- DISTRIBUCION Y COMERCIALIZACION
Esta es una de las etapas que presenta mayor complejidad en la vida de un producto. Se trata de hacerlo accesible a los clientes: a través de tiendas propias o independientes, ya se han de forma física o por Internet. Desde una perspectiva de Responsabilidad Social los criterios a utilizar son:
Si la localización de los puntos de venta es coherente con los objetivos de distribución en cuanto a alcance geográfico, nivel de oferta, público objetivo. Si las empresas que comercializan mis productos tienen una visión coincidente o complementaria sobre la gestión de la responsabilidad social con la de mi propia actividad y producto. De otra forma el consumidor puede tener confusión al encontrar productos supuestamente responsables en establecimientos sobre los que tienen una percepción negativa sobre su actuación. La opción preferente para los artesanos y la más sostenible es hacer venta directa y para el mercado local.
- SERVICIO POST-VENTA
La relación con el cliente no tiene que terminar necesariamente en el momento de la venta. Una vez adquirido el producto, puede surgir la necesidad de responder a reclamaciones, consejos y otras demandas por parte de los clientes. La responsabilidad hacia ellos implica reconocer su derecho a ser escuchados y recibir compensación.
Es recomendable disponer de algún medio para recibir quejas y reclamaciones de clientes de manera que éstas sean bien atendidas. Lo mismo si el cliente solicita información o quiere proponer alguna mejora después de su compra. Se debe también tener en cuenta la posibilidad de cambio del producto, su reembolso por devolución, servicio de arreglo o reparación (por defecto de fabricación o por período de garantía, para lograr que los clientes logren quedar satisfechos con su producto, porque un cliente satisfecho es un cliente que vuelve.
El tema de la Responsabilidad Social es muy extenso, por lo que hemos decidido que lo abordaremos en dos partes, así mantente pendiente al blog del próximo viernes para concluir con el tema.
Hasta este momento… ¿Que te pareció el tema? ¿Quieres compartir tu experiencia? Queremos saber tu opinión.
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