Artesana de textiles hechos en telar de cintura con hilos de algodón.
Francisca Palafox es originaria de San Mateo del Mar, un pequeño pueblo en la costa sur de Oaxaca, en donde era costumbre ver a las mujeres ikoot tejer en telar de cintura por varias generaciones.
Actualmente, la mayoría de estas mujeres ha dejado de tejer y las pocas que quedan han disminuido la calidad del proceso del tejido y de la prenda misma.
Dato extra: Los huipiles tradicionales de San Mateo estaban tejidos en telar de cintura con algodón blanco hilado con malacate y decorado con diseños inspirados en la playa y el mar (tortugas, pescados, cangrejos, palmeras, camarones, pájaros, mariposas, estrellas) en técnica de trama suplementaria y teñidos con caracol púrpura.
Francisca Palafox es una de las últimas grandes maestras tejedoras de telar de cintura.
Es la menor de seis hermanas, desde los 20 años, ha creado sin parar piezas tradicionales e innovadoras en telar de cintura. Fue “descubierta” por Remigio Mestas, quien busca a maestros tejedores en pueblos remotos y los motiva a preservar su artesanía. Remigio les proporciona materia prima de alta calidad y a través de fotografías o prendas antiguas, trabajan en conjunto para diseñar y rescatar diferentes técnicas de tejido. Siendo madre soltera, Francisca tuvo que preparar y vender cenas en el pueblo para poder mantener a sus hijos, permitiéndole tejer solamente durante el día. Debido al ingreso estable que obtiene al trabajar con Remigio, en los últimos siete años ha podido dedicarse de tiempo completo al tejido.
Aunque Antonina Herrán Roldán, la madre de Francisca, enseñó a sus hijas a tejer, fue Elvira (la mayor de las hermanas Palafox, y quién falleció a una temprana edad) la gran consejera y guía de Francisca. Elvira le enseñó a Francisca a tejer a los ocho años, mientras que ésta cursaba la primaria. Desafortunadamente, por una escasez económica, los padres de Francisca la tuvieron que sacar de la escuela, momento en el que se dedicó de lleno al tejido.
Vendía servilletas con sus propios diseños y a los 15 años ya había competido y ganado varios premios entre el grupo de mujeres tejedoras al que pertenecía. Fue una mujer en San Mateo del Mar la que enseñó a Francisca a tejer los diseños típicos de los ikoot; pero dada la creatividad e iniciativa de la pequeña, no tardó en incorporar su propia estética a los huipiles.
Además de los diseños tradicionales, aprendió a tejer bailarinas, pescadores y veleros.
“Me acuerdo que en cuarto o quinto grado vi un búho en uno de mis libros y fue así que se me ocurrió plasmarlo con mi telar de cintura. Cuando uno es joven la imaginación es muy vasta y uno no se cansa con nada…es tan preciada la juventud…”.
Francisca sabía que la educación era un elemento incompleto en su vida y es por eso que después de tener a su primer hijo, regresó a la escuela a terminar sus estudios.
Los hijos de Francisca, Noé, Jazmín y Liliana, aprendieron a tejer a partir de los ocho años de edad.
Lili, por ejemplo, ayuda a su mamá a cubrir los hilos de urdimbre con atole para fortalecerlos. Aunque sus hijos tienen un conocimiento amplio y profundo de la tradición ikoot, también reconocen que en el futuro será más difícil encontrar una vida sustentable en el tejido.
Su hijo Noé dice de Francisca, “Es como si mi madre sacara adelante al pueblo…hilo por hilo…” La hermana de Francisca, Teófila Palafox, al igual que su prima Sabina, también son excelentes tejedoras.
Cuando visten huipiles, utilizan los rojos, amarillos y negros característicos de las juchitecas.
Con ganas de transmitir su conocimiento, Francisca ha invitado a varias mujeres de la comunidad a tejer con ella. Sin embargo, tan pronto como se dan cuenta del trabajo arduo, tardado y con poca ganancia, optan por trabajos que paguen mejor. “Las mujeres vienen y ven el trabajo que hago, pero no les gusta y prefieren buscar otra cosa, como vender tortillas”, comenta Francisca. Siendo una de las últimas mujeres de su comunidad que sigue tejiendo, este pequeño grupo ikoot está en peligro de ser absorbido por la globalización y de perder su artesanía y es exactamente por esto que el trabajo de Francisca es tan importante.
Ha participado en concursos nacionales y estatales, retos que hacen crecer sus conocimientos. Ha trabajado con diferentes tipos de hilo, como algodón hilado a mano, seda, pita; incluso, ha hecho un huipil con cabello, en honor a Julia Pastrana.
También el Museo Textil de Oaxaca ha rendido homenaje a Francisca Palafox ya que su trabajo representa y porta consigo todo un repertorio de símbolos, conocimiento e historia, que es invaluable no solamente para su pueblo sino también para la historia del tejido en México.
Francisca es una de las últimas guardianas de la tradición ikoot y más que esto, es una mujer valiente, auto-didacta y comprometida con su acompañante incondicional, el telar de cintura.
Te tenemos una excelente noticia, próximamente podrás encontrar sus increíbles piezas en la tienda física de MERCAIDEAS, ubicada en 1 sur, no. 102, en el centro de la Ciudad de Tehuacán, Puebla.