Este día te contaremos la historia de una artesana oaxaqueña que sigue poniendo en alto una tradición centenaria.
De Oaxaca para el mundo, velas con cera de abeja
Doña Viviana Alávez es pionera y guardiana de la tradición artesanal de su pueblo Teotitlán del Valle, Oaxaca: el origen de elaboradas velas de cera de abejas multicolores.
Viviana Alávez aprendió el oficio de hacer velas con cera de abeja desde niña, el conocimiento se lo debe a su abuela María Hipólito Pablo, quien le enseñó cómo hacerlo.
Su abuela le enseñó a la señora Viviana, como hacer velas conformadas por aves, frutas y la flor estrella, que representan la vida y el universo, donde “la naturaleza siempre ha sido la principal inspiración”.
Para Doña Viviana las rosas fueron fuente de inspiración en sus diseños y, desarmando una rosa y volviéndola a armar en cera, fue de donde surgieron todas las flores que llevan las velas tradicionales de Teotitlán del Valle en la actualidad.
Al principio, la familia no cobraba por la elaboración de velas porque se trataba de un servicio ancestral hacia la iglesia, donde se intercambiaban por comida.
Con el paso del tiempo, Viviana Alávez no sólo aprendió la elaboración de las velas con cera de abeja, las mejoró y decidió que podía obtener algún ingreso para que su familia saliera adelante, así que un día llevó dos de sus mejores arreglos con nuevos diseños a la iglesia para que la gente los viera y a partir de ahí, la buscaron para comprarlos.
Es ahí donde comienza el inicio de la historia de Casa Viviana, el lugar de trabajo de una familia de origen zapoteco que se ha dedicado a la elaboración de velas con cera de abeja durante cuatro generaciones.
Dato Extra: Las velas se usan en un proceso ancestral para las “pedidas de mano” de la comunidad, en Teotitlán del Valle, Oaxaca cuando las parejas se van a casar.
Para crear las velas todo el proceso es artesanal a mano, en Casa Viviana como le llaman a su lugar de trabajo que es su propia casa, se trabajan las velas en baño María, que consiste en darle baños de cera a los pabilos, a través de una jícara, capa por capa hasta conseguir el grosor y tamaño adecuado.
Para elaborar las flores, angelitos y otras figuras, se utilizan moldes de madera y de barro, sacando pieza por pieza para cada vela, algunos de los moldes que se utilizan son muy antiguos y heredados por la abuela de la señora Viviana.
Algunos de los modelos hechos con velas llegan a medir más de un metro de altura, aunque se hacen de distintos tamaños y colores según el destino de los arreglos. Los hay de color blanco o multicolores y para adquirirlos, las personas acuden directo a casa de Doña Viviana, quien se ha convertido en una persona de mucho respeto entre la comunidad zapoteca por conservar y enaltecer este oficio.
La historia de Viviana Alávez de 74 años y su familia, ha llegado lejos y ha cobrado fama en su localidad y más allá, incluso, la joyería Catbird en Nueva York les ha comprado sus arreglos hechos con velas.