En la antigüedad los mexicanos criaban abejas aborígenes del género de las meliponas para obtener miel y cera. Sin embargo, a raíz de la conquista se importó la abeja europea de mayor tamaño que la americana y junto con ella se introdujo la industria de las velas hasta ese momento desconocido en estas tierras. En México se produce una extensa variedad de velas, y hoy en BLOG DE LAS IDEAS, es momento de hablar del origen de unas en particular y nos referimos a las “Velas escamadas” hechas con cera de abeja o también denominada cera escamada.
La vela y la cera escamada, son elementos efímeros que se consumen con el fuego, pero imparten una atmósfera festiva de luz y brillantez a las ceremonias religiosas comunitarias y familiares, al mismo tiempo que son objetos ceremoniales de gran importancia en la vida del mexicano, tanto indígena como mestizo.
El papel más importante de las velas se encuentra en el marco religioso: no puede concebirse una procesión sin que cada participante lleve una o varias velas encendidas, ni tampoco las posadas navideñas sin las tradicionales velitas.
Durante las fiestas de muertos (1 y 2 de noviembre), miles de velas iluminan de día o de noche los panteones a lo largo y ancho del país, para recibir dignamente a las almas de los difuntos que vienen de visita, y aluzarlas para que encuentren fácilmente el camino.
La cera de abeja es un material natural producido por medio del metabolismo de las abejas obreras, quienes segregan la cera a partir de los azúcares que extraen de las flores. Recién producida, es de color blanco, pero va adquiriendo un color amarillento a medida que entra en contacto con las abejas, la miel, el polen y el propóleo. Los distintos matices de amarillo que adquiere la cera de abeja son causados por los pigmentos de caroteno que provienen del polen, es decir, el tono de la cera depende de las flores de las que se alimentan las abejas.
La cera de abeja es muy apreciada para la fabricación de velas por su aroma, su dureza y su valor. Su olor es agradable y dulce parecido a la miel y tiene un sabor peculiar. Tiene mayor dureza que otras ceras y se derrite a una temperatura variable entre 61 y 63 °C.
Hasta la fecha, las velas de cera de abeja se elaboran artesanalmente de la siguiente manera: en una rueda de bejuco colgada del techo se suspenden los pabilos, que son gruesos cordeles de algodón de un tamaño predeterminado. En una cazuela se funde la cera, cuyo color original es amarillo; si se requieren velas blancas, la cera se expone al sol; si es otro el color que se necesita, se agrega polvo de anilina. La cazuela se coloca en el suelo y con una jícara o un jarrito se vierte cera líquida sobre el pabilo. Una vez que escurre el sobrante, se mueve la rueda para bañar el siguiente pabilo y así sucesivamente. La operación se repite las veces necesarias hasta obtener el grosor requerido. Otro método consiste en inclinar la rueda para bañar el pabilo directamente en la cera derretida.
Junto con las nuevas abejas y la manufactura de velas vino a México la técnica de la cera escamada, con la cual se realizan hasta la fecha velas o cirios adornados profusamente con diferentes figuras principalmente flores.
Para lograr estas piezas además de realizar el procedimiento anteriormente mencionado la siguiente técnica que consiste en formar (en moldes de barro o de madera) capas muy delgadas de cera, en ocasiones de vivos colores. Para hacer modelos cerrados (como frutas, pájaros y ángeles) se usan dos moldes adosados, y por el lado hueco hecho ex profeso, se llenan de cera líquida, e inmediatamente se sopla por el orificio para que la cera se distribuya de manera uniforme, formando una sola capa pegada a las paredes del molde. Posteriormente éste se sumerge en el agua fría y, una vez cuajada la cera, se separan las dos partes de él. Para las figuras “sencillas”, se usa un solo molde del tamaño y forma adecuados.
Las flores se hacen en moldes con mango (cónicos o semiesféricos), que tienen ranuras para delimitar los pétalos. Se sumergen varias veces en cera líquida, se introducen en agua fría y después se desprende la forma, se recorta con tijeras la silueta señalada por la ranura y se modela manualmente para dar el acabado deseado. Algunas veces las piezas se adhieren directamente a la vela o cirio, y otras se fijan por medio de alambres. Adornos finales son el papel lustre, de china y oro en hoja.
En el estado de San Luis Potosí se realizan increíbles adornos de cera, mediante moldes planos de madera muy similares a los que se utilizan para grabados. Los modelos varían de acuerdo con la población: En Tlacolula, Teotitlán y otras poblaciones del Valle de Oaxaca, se elaboran velas ricamente adornadas con flores, frutas, pájaros e inclusive ángeles. Hasta hace poco tiempo, para pedir la mano de una muchacha, el novio y sus parientes acostumbraban llevar a Ia familia de la novia pan, flores y una vela adornada.
Michoacán es otro estado donde florece la tradición de la cera escamada, en cuyas iglesias, durante las fiestas, se pueden admirar velas con grandes ramilletes de flores de cera. En la fiesta de Patamban, la calle principal se adorna con un Larguísimo tapete de aserrín: de tramo en tramo se colocan arcos confeccionados con jarritos (La población de Patamban es alfarera), flores, elotes, o, en muchos casos, con figuras de cera escamada.
Existen muchos otros lugares de México donde se acostumbra la cera escamada, por ejemplo, San Cristóbal de las Casas, Chiapas; San Martín Texmelucan, Puebla; Tlaxcala, Tlaxcala; Ixtlán del Río, Nayarit, y muchos más.
Este como muchos otros trabajos artesanales están llenos de una amplia historia y tradición, así que no dudemos en adquirir estos productos a través del comercio justo para que nuestras tradiciones prevalezcan, si estas interesado en adquirir una vela escamada, te dejamos una excelente opción:
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